Las exigencias cada vez mayores de los procesos de fabricación, hacen que se generen desgastes excesivos de las herramientas y utillajes y hacen necesaria la aparición de medios que ralenticen tal deterioro manteniendo la operación a un alto nivel de eficiencia. En respuesta a esta problemática surgen los recubrimientos, capaces de retrasar, entre otros, los desgastes abrasivos, térmicos o químicos, además de conseguir una mayor calidad en sus operaciones y de mejorar las condiciones del proceso.
En concreto un recubrimiento PVD es una fina capa cerámica de unas micras de espesor, con una excepcional dureza, que se deposita sobre sustratos con el fin de aportar unas propiedades que suplen las carencias del mismo, ya sean propiedades funcionales o decorativas. La rugosidad es baja siempre y cuando el sustrato también tenga un buen acabado. Se encuentra entorno a 0.04 Ra- 0.15 Ra, pudiendo ser menor en casos excepcionales.
Las propiedades aportadas por el recubrimiento dependen en todo momento del tipo de recubrimiento depositado, en cuanto a estructura, material o espesor, además de los tratamientos que se le apliquen a la superficie antes y después del recubrimiento de la misma. Tanto los tratamientos como el tipo de recubrimiento se deben escoger atendiendo a los resultados de un riguroso examen de la aplicación a la que sean destinados los sustratos, por tanto las características aportadas no serán en general las mismas.
De manera general, las propiedades que se pueden ver mejoradas son las siguientes: Mecánicas, físicas, tribológicas, químicas, eléctricas, ópticas y/o biológicas.
Es importante saber que el recubrimiento tiene un efecto multiplicativo, es decir, mejora el desempeño del útil, pero si este no se encuentra en buenas condiciones su aportación se verá limitada.
Los recubrimientos tienen muchas aplicaciones tanto por operación como por sector. Por operaciones los grandes grupos son herramientas de corte, herramientas de deformación, inyección y componentes. Mientras que por sectores cabría mencionar el ferroviario, automoción, aeroespacial, biomédico, construcción… Los recubrimientos no tienen un campo cerrado de aplicaciones, ya que son diversos los entornos en los que pueden aportar beneficios.